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Entrevista a Carlota Suárez

Acompañadme hoy para hacer de Carlota Suarez el cazador cazado, la entrevistadora entrevistada, a conocerla un poco más y a disfrutar de sus palabras.

1. Vemos que algunos escritores asturianos eligen su tierra para ambientar sus novelas, Ana Lena Rivera en Oviedo y Gijón, Leticia Sierra en Noreña, Pola de Siero y Oviedo, Darío Galván en Avilés y la Felguera, Rosa Valle en Gijón… Sin embargo, Carlota Suarez nos lleva fuera del Principado. Seguro que quien no haya leído aún su novela, La tumba del Rey, pensará en Madrid o Barcelona… craso error. ¿Por que elegiste llevarnos de la mano hasta Canarias? ¿Por que en Gran Canaria?

A decir verdad, mi primera novela, ––Tinta, una muerte inexplicable––, tiene Gijón como escenario. Creo que no habría podido ser de otro modo.

En el caso de La tumba del Rey, fue la ubicación la que trajo la trama de la mano, puesto que la idea principal de la novela surgió en una visita a la Necrópolis de Maipés, en el municipio canario de Agaete. Me animé a escribir la historia, porque conozco la isla de Gran Canaria casi igual de bien que mi tierra.

Mi próxima novela también se sitúa en una isla, porque la estructura lo pide así, pero esto no impide que trabaje otros escenarios ––tengo un proyecto en el tintero, que se ubica en Somalia, por ejemplo–– y, con toda probabilidad, regresaré a Asturias cuando la tinta me lo pida.

 

2. No puedo evitar ver cierto paralelismo entre la novela de Maria Oruña, Puerto escondido y otros autores del género. ¿Quienes son tus referentes del género? ¿Y fuera de él?

Una es todas las lecturas que la han acompañado a lo largo de los años y yo siempre he sido una ávida lectora. No creo mucho en los géneros y, de hecho, etiquetaría de «narrativa» todo lo que leo y escribo. Partiendo de esta premisa, mis referentes son, entre otros, Ágatha Christie, ––¿cómo no?––, Henning Mankell, Julio Cortázar, Alicia Giménez Bartlett, Roberto Bolaño, Monterroso…

La lista es larga y aumenta, cada día, al mismo ritmo que se reduce mi montonera de lecturas pendientes. Ahora que lo pienso, la montonera crece a mayor velocidad de lo que alcanzo a leer.

 

3. Como acabo de decir, veo cierto paralelismo entre la novela de Oruña y La tumba del Rey, no solo por los saltos en el tiempo o el diario, sino por cómo abordas esas partes de tu novela que nos llevan a la España de la guerra y la posguerra, ¿has pensado alguna vez probar suerte con la novela histórica?

Como te comentaba antes, no me planteo el nombre del cajón en el que podría tener cabida la historia que quiero contar. Simplemente la quiero escribir y la escribo. Somos la consecuencia de lo que hemos vivido y todas las tramas cobran más sentido cuando se conoce el contexto histórico del que vienen los personajes que las hacen posibles, o la sociedad en la que se desarrollan.

En algunas librerías, La tumba del rey está clasificada como novela histórica. Recuerdo que me invitaron, desde el Ayuntamiento de León, a participar como conferenciante en las Jornadas de Novela histórica del año pasado. Esto ratifica lo que te comentaba, respecto a los géneros literarios.

Para mí, solo existen dos divisiones posibles: Prosa- poesía y ficción-no ficción.

 

4. Hablemos de cómo nació La tumba del Rey, ¿de donde te vino la idea, cuanto tiempo te llevó darle forma a esta historia?

Creo que la semilla de La tumba del Rey la plantó Luis Sepúlveda, frente a La buena letra. Lo recuerdo, apurando un cigarro antes de entrar a la librería de Rafa. Hablábamos de la novela sobre la que yo estaba trabajando entonces y que me traía de cabeza, por algunas dificultades que me estaba encontrando en la fase de documentación. Sepúlveda me dijo que quizá estuviera a punto de encontrar algo, que las historias se agazapan hasta que el escritor elegido pasa por delante y, solo entonces, se dejan ver. Aquello me ocurrió unos meses después, en la Necrópolis de Maipés, frente un panel en el que se explicaba la estructura social de los aborígenes canarios.

Siempre agradeceré a Luis Sepúlveda sus palabras, porque fueron las responsables de que una historia casi concluida diera paso a aquella que insistía en contarse, desde la lava del Maipés.

En cuanto al tiempo que me llevó escribirla, quizás un año, para luego dejarla en barbecho los seis meses de rigor, releerla, corregirla, volver a leerla, quitar, poner… Calculo que la empecé a mover a los dos años de haberla terminado.

 

5. Para mi, el hecho de sentarme ante una página en blanco no solo es un reto, es también la mejor terapia psicológica, y la más barata, ¿que le aporta el oficio de escritora a Carlota Suárez? ¿Que te ha dado y que te ha quitado la literatura?

El oficio de escribir me aporta libertad para denunciar aquello que considero injusto y pone a mi disposición un recipiente infinitoen el que descargar la mochila. Lectura y escritura me aportan satisfacción, diversión y entretenimiento. La lectura, además, mantiene mi mente abierta, favorece mi empatía y me aporta conocimientos. No concibo la una sin la otra y sus efectos secundarios son complementarios al cien por cien.

Lo único que me quitan ambas son horas de sueño, que cedo con gusto.

 

6. No creo que nadie se crea que publicar una novela es fácil, sin duda es la parte más difícil, incluso más que escribirla. ¿Como fue ese momento en que te suena el teléfono y te dicen que quieren publicar tu obra?

Quizá mi respuesta pueda parecer pedante o que se aleja de la verdad, dado el deseo casi patológico por publicar que se respira en el ambiente, pero no puedo describir ese momento del modo en que quizá se espere. No hay poesía, ni emoción, ni lírica. Os lo puedo describir como satisfacción, por saber mi trabajo valorado. También me sentí afortunada de que mi historia pudiera llegar a los lectores.

 

7. Se suele decir que hay dos tipos de escritores, los brujulea y los mapa. Yo me considero que pertenezco a una tercera categoría, los que tenemos un mapa pero nos dejamos llevar también por la brújula. ¿Tu proceso creativo te controla a ti o tu le controlas a él?

Para mi desgracia, siento la necesidad de controlar el proceso creativo de cabo a rabo. Como todos los escritores, cedo el timón a mis personajes en cada jornada de escritura, pero entes de empezar la siguiente, compruebo que se han ajustado a mi carta de navegación. Admito que hay ocasiones en las que me pliego a sus deseos y modifico la travesía, pero no sin antes trazar un nuevo mapa y hacer las modificaciones oportunas enlas líneas temporales, estructura y lo que sea menester.

 

8. ¿Has llegado a odiar alguna de tus obras o de tus personajes hasta el punto de negarte a seguir escribiendo sobre él?

He llegado a odiar personajes, hasta el punto de ponerlos en situaciones que no desearía ni para mi peor enemigo, pero lo veo como algo positivo. El hecho de que un personaje pueda provocar un sentimiento tan profundo como el odio, indica que está bien construido.

Respecto a odiar una novela hasta el punto de dejarla, nunca me ha pasado. Tengo proyectos en el cajón, por diversos motivos, pero el odio no es uno de ellos.

 

9. Carlota solo hay una, sin embargo de tu cabeza han nacido una gran cantidad de personajes, cada cual distinto a los demás, ¿cuanto hay de ti y cuanto de la antítesis de ti en tus personajes? ¿Alguno de ellos es la propia Carlota pero con otro nombre?

Creo que no hay ningún personaje que no tenga algo de su autor y mi caso no es una excepción.

Puedo decirte que para mí, la construcción de los personajes es determinante. Por ese motivo, los doto a todos de la mayor solvencia de la que soy capaz. Ninguno soy yo con otro nombre, porque cada uno de ellos es y está. Existen, tienen una historia y se han ganado un papel en la mía.

 

10. ¿En que se parecen y en que se diferencian la Carlota periodista, de la Carlota escritora y de la Carlota fuera del trabajo?

Me temo que soy demasiado aburrida como para poder encontrar diferencias. Soy como soy en todos los contextos posibles.

 

11. ¿Que consejo le darías a quien quiera emprender la aventura de escribir para enfrentarse a la página en blanco, al bloqueo del escritor o el síndrome del impostor?

El consejo es muy sencillo: LEE. Escribir es un oficio y, como tal, hay que practicarlo a diario, pero antes, lee. La solución a todos esos síndromes y patologías inventadas está en los libros: lee. Antes de escribir, lee. Después de escribir, lee.

 

12. Para terminar y agradecerte tu tiempo, te pediría que te despidieses dejándonos conocerte un poco más, con algo que nos quieras contar sobre ti y las razones por las que nadie debería perderse tus novelas, escritas y por escribir.

No concibo la escritura sin la lectura, como no concibo ninguna de las dos, sin una buena taza de café y una tableta chocolateal lado. Sobreviviría sin publicar, pero nunca sin que lo hicieran otros.

Creo que el mejor motivo para leerme es mi absoluta franqueza y respeto por el lector. Solo busco publicar aquellas novelas que, a mi entender, son mejores que lo último que me han publicado. Busco para mis lectores lo que yo busco en los libros: evasión, entretenimiento y la emoción de sentirme parte de algo extraordinario.

 


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